Revista CENTRA de Ciencias Sociales
| Enero-junio 2025 | vol. 4 | núm. 1 | pp. 139-155

ISSN: 2951-6641 (papel) 2951-8156 (en línea)

debate/debate: La polarización política. Un enfoque multidimensional/
The Political Polarization. A Multidimensional Approach

https://doi.org/10.54790/rccs.117

La polarización ideológica en España

Ideological Polarization in Spain

Luis Miguel Miller Moya

Instituto de Políticas y Bienes Públicos (CSIC), España

luis.miller@csic.es

Recibido/Received: 16/9/2024

Aceptado/Accepted: 28/10/2024

Resumen

La polarización ideológica mide las distancias entre las identificaciones y opiniones políticas de distintos grupos de ciudadanos. España muestra hoy unos patrones de polarización ideológica similares a otros países europeos. Este tipo de polarización ha aumentado de forma continua desde principios de siglo y se han configurado dos bloques ideológicos claros que se diferencian en el posicionamiento de sus potenciales votantes en la mayoría de temas que conforman el debate político. Si atendemos a una perspectiva longitudinal, la polarización en cuanto a temas económicos parece haber aumentado mucho más que la que se basa en temas morales. Esta última incluso podría haberse reducido en los últimas dos décadas. Podríamos concluir que, si las principales diferencias se establecen en el eje económico, la posibilidad de llegar a acuerdos debería estar más cerca que si se exacerban las diferencias en cuestiones morales. Las discusiones sobre impuestos, redistribución, incluso gestión de la inmigración, pueden ser más fáciles de abordar que cuestiones morales relacionadas con las identidades sexuales o el aborto, donde las posturas responden más a principios e identidades.

palabras clave: polarización; ideología; políticas públicas.

cómo citar: Miller Moya, L. M. (2025). La polarización ideológica en España. Revista Centra de Ciencias Sociales, 4(1), 139-155. https://doi.org/10.54790/rccs.117

English version can be read on https://doi.org/10.54790/rccs.117

Abstract

Ideological polarization measures the distances between the political identifications and opinions of different groups of citizens. Spain today shows patterns of ideological polarization similar to other European countries. This type of polarization has increased steadily since the beginning of the century and two clear ideological blocs have been configured that differ in the positioning of their potential voters on most of the issues that make up the political debate. From a longitudinal perspective, polarization on economic issues seems to have increased much more than polarization on moral issues. The latter may even have decreased in the last two decades. We could conclude that, if the main differences are established on the economic axis, the possibility of reaching agreements should be closer than if differences on moral issues are exacerbated. Discussions on taxation, redistribution, even immigration management, may be easier to address than moral issues related to sexual identities or abortion, where positions respond more to principles and identities.

keywords: polarization; ideology; public policy.

1. Introducción: el estado de la polarización ideológica en España

La polarización ideológica capta hasta qué punto el electorado tiene creencias distintas en temas ideológicos (feminismo, ecologismo) o creencias que están alineadas con posturas de izquierdas o de derechas de forma consistente (tener una posición de izquierdas en temas feministas o sobre el medio ambiente, incluso si estas posiciones no son extremas). La ideología es lo que llamamos un heurístico o atajo mental que nos permite resumir las complejidades políticas, particularmente aquellas relacionadas con las identidades sociales (por ejemplo, la clase social, el feminismo o el nacionalismo), las actitudes políticas y la identificación partidista (Weber, 2011). Hoy, los de izquierdas tienden a pensar que el Estado debe intervenir para corregir los problemas que genera el mercado, manteniendo los impuestos en un nivel que permita garantizar un grado mínimo de equidad entre todas las personas que ocupan un territorio. Las personas de derechas, por el contrario, tienden a recelar de la intervención estatal, en lo económico y en lo social, y prefieren que los impuestos no sean muy altos y que, siguiendo un motto liberal muy repetido, «el dinero esté en el bolsillo de los ciudadanos». Como las etiquetas izquierda y derecha son tan fáciles de entender y manejar, los estudiosos de la polarización empezaron preguntándose hasta qué punto las sociedades estaban divididas y enfrentadas entre los que se declaran de izquierdas y los que se sitúan a la derecha (Sartori, 2003; Abramowitz y Saunders, 2008). En el caso más estudiado, Estados Unidos, Abramowitz (2022) muestra cómo los partidos políticos y las elecciones han cambiado drásticamente en el último medio siglo. La división ideológica entre las élites demócratas y republicanas en Washington y en la mayoría de los estados se ha convertido en un profundo abismo en el siglo XXI.

El alineamiento ideológico se da tanto en el plano simbólico de la identificación con posturas de izquierda-derecha o liberalismo-conservadurismo como en el plano más práctico de posicionamientos con respecto a temas concretos, como la política económica, la inmigración, las políticas sociales o el cambio climático. La polarización ideológica ha crecido en la mayoría de las democracias occidentales. En España, por ejemplo, no ha dejado de hacerlo elección tras elección desde principios del siglo XXI. Además, esta polarización entre bloques de izquierda y derecha se ve cada vez más reflejada en el apoyo a políticas concretas, como el pago de impuestos. Hasta el año 2015 apenas había diferencias entre las preferencias fiscales de los votantes de los principales partidos políticos españoles. Desde entonces, las posturas en torno a esta cuestión se han polarizado enormemente.

En este artículo me centro en la polarización ideológica mostrada por los votantes. Otros trabajos han estudiado la polarización de las élites políticas (Coller, 2024; Sánchez Ferrer y Torcal, 2024), que también ha aumentado en los últimos tiempos en España. La polarización de las élites tiene consecuencias sobre la polarización de los votantes. Rodríguez Teruel (2021) muestra que los votantes que perciben en menor medida la polarización entre partidos tienden a votar más a partidos más radicales, mientras que los que perciben una mayor polarización entre partidos son más propensos a votar a fuerzas moderadas.

Si observamos los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, en adelante), durante este siglo la polarización ideológica no ha dejado de crecer en ninguna de las elecciones generales desde el año 2000 (Miller, 2023; Rodríguez-Virgili et al., 2022; Simon, 2020). Para cuantificar este aumento de la polarización ideológica, en la figura 1 he calculado un índice de polarización ideológica para cada una de las elecciones generales españolas desde principios de siglo, siguiendo la formulación más estándar en la literatura (Dalton, 2008), a partir de la escala de autoubicación ideológica del CIS. La pregunta es la siguiente: «Cuando se habla de política se utilizan normalmente las expresiones izquierda y derecha. Situándonos en una escala que va del 1 al 10, en la que 1 significa “lo más a la izquierda” y 10 “lo más a la derecha”, ¿en qué casilla se colocaría Ud.?». En esta escala, los votantes de Vox se sitúan por encima del 7 y los de Sumar por debajo del 3. Cuanta más distancia existe entre los votantes de los distintos partidos, mayor es el índice de polarización mostrado en la figura 1. En lo que va de siglo este indicador ha aumentado en más de un punto en una escala de diez puntos.

Figura 1
Cómo ha aumentado la polarización ideológica en España en este siglo

Fuente: elaboración propia a partir de los barómetros postelectorales del CIS.

La polarización ideológica entre los votantes de cada partido, es decir, hasta qué punto las personas que dicen haber votado al Partido Popular, por ejemplo, se sitúan en la escala ideológica de un modo muy distinto a donde se sitúan las que dicen haber votado al PSOE, ha aumentado alrededor de un 40% durante este siglo (Miller, 2023). El aumento de la polarización ideológica se da especialmente a partir de 2011, coincidiendo con el surgimiento de los nuevos partidos políticos. Esto no es de extrañar, una de las señas de identidad del movimiento 15-M y, posteriormente, de Podemos fue la crítica al denominado PPSOE. El argumento era que los dos partidos mayoritarios en España defendían las mismas políticas y que, por tanto, ninguno de los dos suponía una alternativa real a las políticas que se habían llevado a cabo desde la transición a la democracia en los años setenta. Con la intensificación de la polarización ideológica de la última década, España ha pasado de ser un país moderado a principios de siglo a situarse entre los países polarizados ideológicamente en la actualidad. Durante mucho tiempo se habló de la excepción española por no tener un partido de extrema derecha en el Congreso. En un país ciclotímico como el nuestro, hemos pasado de ser un referente de la moderación en los años noventa a un destacado miembro del club de los países más polarizados ideológicamente.

Debemos distinguir la polarización ideológica de otros dos tipos de polarización política que no abordaré en mi contribución a este debate: la polarización afectiva y la polarización cotidiana. La polarización afectiva no se centra en el posicionamiento ideológico de los partidos políticos y sus votantes, sino en los sentimientos que los partidos y los líderes políticos despiertan. Se manifiesta como un mayor apego hacia los partidos, líderes y votantes con los que nos sentimos identificados y una mayor hostilidad hacia los partidos, líderes y votantes con los que no compartimos dicha afinidad. Torcal (2023) ha mostrado que la polarización afectiva en España se encuentra actualmente en máximos históricos desde los años noventa del siglo pasado, cuando empezamos a tener datos que nos permiten realizar comparaciones adecuadas.

Un tercer y último tipo de polarización, la polarización cotidiana, se refiere a la diferenciación social, demográfica y geográfica creciente de los votantes de los diversos partidos. En nuestro día a día vivimos en burbujas rodeados de personas que son y piensan como nosotros. Esto refuerza las otras dos caras de la polarización. La división entre personas y grupos con distinta afinidad partidista trasciende lo ideológico o emocional y alcanza cuestiones como los gustos, los estilos de vida y los lugares de residencia (Miller, 2024). En una de las investigaciones más completas sobre el tema, Harteveld (2021) estudia la relación entre religión, ingresos y educación, por una parte, y sentimientos políticos, por otra, en cuarenta países durante cuatro décadas. La religión es una de las variables que más ayuda a explicar el alineamiento en torno a las identidades y sentimientos políticos. Se trata de un hecho que ya había sido ampliamente estudiado en Estados Unidos (Bishop y Cushing, 2008). En este país se utiliza el término «derecha cristiana» para referirse al movimiento que aúna la corriente conservadora dentro de la religión evangélica protestante y católica romana y que apoya políticas conservadoras en lo social.

Lo importante es que estos tres tipos de polarización —ideológica, afectiva y cotidiana— se refuerzan entre sí: los partidos se hacen cada vez más homogéneos ideológicamente, las emociones positivas y negativas inundan las evaluaciones políticas y la segregación social y espacial explota también ejes ideológicos. Las personas vivimos en lugares donde compartimos gustos estéticos, aficiones e ideología con nuestros vecinos, y esta homogeneidad hace que tengamos una opinión cada vez más distorsionada y caricaturizada de las personas que piensan distinto a nosotros. Mi aportación a este debate se centrará en el componente ideológico de este fenómeno complejo y poliédrico de la polarización. Para ello, primero me centraré en cómo ha cambiado el posicionamiento ideológico de los votantes de los diversos partidos políticos durante este siglo y, después, abordaré qué divide hoy a los españoles en términos ideológicos.

2. ¿Cómo hemos cambiado?

En España no disponemos de grandes estudios longitudinales que nos permitan, como en otros países, hacer un recorrido histórico de los cambios en la opinión pública del país. Aun así, disponemos de algunas series dispersas que nos posibilitan trazar ciertas tendencias sobre la polarización ideológica. Por ejemplo, tenemos los barómetros del CIS, que permiten seguir a lo largo del tiempo un limitado conjunto de variables, como el posicionamiento en la escala ideológica izquierda-derecha al que me refería anteriormente o el sentimiento y las prácticas religiosas. También contamos con alguna encuesta periódica que posibilita una comparación durante las últimas cuatro décadas, como el estudio de Opinión pública y política fiscal del propio CIS. Pero el conjunto de series de este organismo público que llegan hasta nuestros días es limitado.

Afortunadamente, podemos contar con otras encuestas internacionales que incluyen un conjunto mucho más amplio de variables que incluyen marcadores ideológicos de la sociedad de forma longitudinal. Entre estas encuestas internacionales destaca la Encuesta Social Europea (ESS, en sus siglas en inglés). España ha participado en todas sus oleadas, desde la primera en 2002 hasta la décimo primera que verá a luz a finales de 2024. La persistencia de una serie de variables en todas y cada una de las ediciones de la encuesta hace posible analizar si se han polarizado los posicionamientos ideológicos de la sociedad española. En concreto, en la figura 2 se observa el cambio que se ha producido en tres temas que suelen polarizar la opinión pública en otros países y para los que tenemos datos para España durante un período de veinte años, desde la primera hasta la décima oleada de la ESS. Los temas son: apoyo a políticas redistributivas, apoyo a la libertad de gays y lesbianas para vivir como quieran y posicionamiento con respecto a las personas inmigrantes. La primera de las cuestiones conecta con el componente socioeconómico de la ideología, la segunda con un componente moral y la tercera, la inmigración, se mueve entre la economía y el posicionamiento social o moral.

Desde su primera edición, la ESS pide a los encuestados que se posicionen con respecto a si: «El gobierno debería tomar medidas para reducir las diferencias en los niveles de ingresos». Las posibilidades de respuesta que se ofrecen a los encuestados vienen codificadas en una escala que va de «muy de acuerdo» a «muy en desacuerdo». Como se observa en la figura 2a, en el año 2002, el 80% de los españoles estaba de acuerdo (muy o bastante) con igualar los ingresos, mientras que en 2022 ese porcentaje se había reducido hasta el 67%. Pero, más allá de que la sociedad se haya movido en su conjunto hacia posturas menos proclives a la redistribución de los ingresos, lo más importante es que este tema económico es el que más se ha polarizado en las últimas dos décadas en España. Mientras que en el 2002 la diferencia entre los votantes con posturas más extremas a favor de la igualación de ingresos (los votantes de Izquierda Unida) y en contra de la redistribución (los votantes del Partido Popular) era de solo catorce puntos porcentuales, en 2022 la diferencia entre los más proclives a la redistribución (los de Unidas Podemos) y los menos (los de Vox) es de 37 puntos. La diferencia entre extremos, que es una de las medidas de polarización ideológica del sistema político que se suelen utilizar, se ha más que duplicado en este caso. Incluso la diferencia entre los votantes de los dos partidos moderados (Partido Popular y PSOE) ha pasado de 13 a 31 puntos. Tomados en su conjunto, hoy en día ocho de cada diez votantes de los partidos de izquierdas están a favor de la redistribución de ingresos, mientras que menos de la mitad de los votantes de los partidos de derechas lo están.

Otra de las cuestiones que suelen aparecer en estudios sobre la polarización ideológica en países como Estados Unidos es la opinión de la población en asuntos relacionados con las identidades sexuales. La ESS ha incluido en todas sus olas la afirmación: «Los gays y lesbianas deberían tener libertad para vivir como quieran». Las categorías de respuesta son las mismas que en el caso de la igualación de ingresos. Como se observa en la figura 2b, al contrario que en esa variable económica, el acuerdo con la afirmación relativa a gays y lesbianas ha aumentado considerablemente, desde un 70% en media en 2002 hasta un 92% en 2022. Este acuerdo ha aumentado entre los votantes de todos los partidos políticos. Por su parte, la polarización en cuanto a este tema (medida a través de la diferencia entre extremos) se ha reducido. En 2002, 28 puntos separaban a los de Izquierda Unida de los del Partido Popular y, en 2022, 21 puntos separaban a los de Unidas Podemos de los de Vox. Sin embargo, en este último caso también el apoyo se acerca al 80%, lo que muestra que se trata de una cuestión de alto consenso y baja polarización en España.

Figura 2
Evolución de la aceptación de tres temas ideológicos
2a: Redistribución

2b: Homosexualidad

2c: Inmigración

Fuente: elaboración propia a partir de las oleadas 1 y 10 de la Encuesta Social Europea (ESS).

Por último, la tercera cuestión relevante en el debate de la polarización ideológica y que se ha convertido en una de las banderas de los nuevos movimientos de derecha radical es la inmigración. La ESS ha incluido desde el inicio tres preguntas sobre tres tipos de personas migrantes. La primera pregunta era: «¿Hasta qué punto cree usted que España debería permitir que personas de la misma raza o grupo étnico que la mayoría de los españoles vengan a vivir aquí?». La segunda y la tercera pregunta sustituye el grupo de personas en cursiva por «raza o grupo étnico distinto» y «países pobres de fuera de Europa», respectivamente. Las respuestas individuales a estas preguntas son similares, con un grado de apoyo a la inmigración algo mayor en el primer caso que en los siguientes. En la figura 2c se representa la tercera, la referida a personas de países pobres de fuera de Europa. En lo que va de siglo el apoyo de la población general a este tipo de inmigración ha aumentado en casi treinta puntos porcentuales, pasando de un 48 a un 76%. También ha aumentado significativamente la polarización. La diferencia entre extremos (votantes de Izquierda Unida y Partido Popular) en 2002 era de 24 puntos. Esta diferencia entre extremos se había duplicado en 2022, pasando a los 50 puntos que separaban hace solo dos años a los votantes de Unidas Podemos y Vox. La inmigración se ha convertido en el tema que más divide a los votantes de los partidos de izquierdas y de derechas en España según la ESS.

En resumen, en las últimas dos décadas se han producido dos cambios en el posicionamiento ideológico de los votantes españoles. El primero es una tendencia hacia posturas más liberales, tanto en lo económico como en lo social. Esto es especialmente llamativo en los votantes del PP que, además de ahondar en su oposición a políticas igualitaristas en lo económico, han evolucionado hacia posturas más liberales en aspectos como la homosexualidad y la inmigración. El segundo cambio, que nos ocupa en este artículo, ha sido el aumento considerable de la polarización en un tema económico como el apoyo a políticas redistributivas y en temas con implicaciones económicas y sociales, como es la inmigración. En otros trabajos he mostrado que la polarización en otras cuestiones socioeconómicas también ha aumentado en los últimos años; es el caso de la percepción acerca del pago de impuestos (Miller, 2020) y el apoyo a políticas del Estado de bienestar como la sanidad pública (Miller, 2023). Por el contrario, en el mismo período de tiempo ha disminuido la polarización ideológica en torno a cuestiones morales como el hecho de que los gays y lesbianas tengan libertad para vivir como quieran. En esta última cuestión la sociedad ha convergido en su conjunto hacia una mayor aceptación social en el período considerado.

3. Divisiones actuales

Si bien, como he señalado, no existen demasiadas series para estudiar la evolución de la polarización ideológica en España con respecto a políticas concretas, en los últimos dos años se han realizado algunas encuestas que permiten medir el nivel actual de la división ideológica en nuestro país. Es el caso de las dos Encuestas de Prospectiva realizadas y publicadas en 2022 por el CIS. En ellas, se pregunta a una muestra representativa de ciudadanos españoles sobre algunos de los principales problemas, y posibles soluciones, a los que se va a enfrentar España en las próximas décadas. Se trata de cuestiones relacionadas con el futuro de la educación, el mercado de trabajo, la inmigración o el cambio climático. Por desgracia, estas encuestas incluyen una amplia batería de cuestiones socioeconómicas, pero no cuestiones sociales y morales como el feminismo.

Para repasar qué divide a los españoles hoy utilizaremos los datos del proyecto NORPOL, financiado por la Agencia Estatal de Investigación. En el mes de junio de 2024 realizamos una encuesta online a una muestra representativa de 3.000 españoles mayores de edad sobre distintos aspectos relacionados con la polarización, especialmente en su vertiente cotidiana. La encuesta fue llevada a cabo por la empresa Netquest y la muestra procedía de un panel de participantes. Para incrementar la representatividad de la muestra, empleamos cuotas de sexo, edad, comunidad autónoma, tamaño de municipio y educación. La administración de la encuesta de forma virtual genera problemas de representatividad. En este sentido, en lo que sigue el objetivo será comparar las respuestas sobre distintos temas y no hacer afirmaciones sobre los valores absolutos de la población española. Todas las preguntas incluidas en el cuestionario proceden de estudios anteriores, tanto nacionales como internacionales.

En concreto, voy a detenerme en una batería de diez preguntas que tratan de captar algunas de las fracturas ideológicas más importantes actualmente en España. La tabla 1 muestra las afirmaciones ante las que los encuestados tenían que posicionarse, como en el caso de la ESS (en una escala que va de «muy en desacuerdo» a «muy de acuerdo»).

Tabla 1
Temas de división ideológica en España

Tema

Afirmación

Inmigración

Los inmigrantes deberían ser obligados a integrarse en nuestra cultura.

Política territorial

Los ciudadanos deberían poder celebrar un referéndum vinculante de cada comunidad autónoma con el país.

Unión Europea

Hay que impulsar la unificación europea.

Cambio climático

Para combatir el cambio climático, se deben aumentar los impuestos sobre los combustibles (petróleo, gas y carbón).

Igualdad de género

Las medidas para la igualdad de género han ido demasiado lejos.

Vivienda

El gobierno debería poner tope al precio del alquiler.

Libertades

En situaciones de emergencia, está justificado que el Estado restrinja las libertades civiles de los ciudadanos.

Defensa

Habría que aumentar el gasto en defensa.

Homosexualidad

Las parejas homosexuales deberían tener los mismos derechos a adoptar que las parejas heterosexuales.

Aborto

Se debería poder abortar sin restricciones.

Fuente: estudio NORPOL (Normas sociales en la política).

Para entender hasta qué punto un sistema político está polarizado ideológicamente, tanto si es en cuestiones simbólicas, como el posicionamiento en la escala izquierda-derecha, como si es en el apoyo a temas o políticas públicas concretas, la literatura académica utiliza índices de polarización basados en la fórmula original de Dalton (2008). El procedimiento para calcular estos índices varía de un estudio concreto a otro, pero todos reflejan la dispersión de las opiniones de los ciudadanos. Si optamos por la medida más simple de dispersión de las opiniones individuales, como hace Bartels (2023), podemos obtener un ranking de los temas que polarizan más o menos a la sociedad española. Según nuestros datos, el tema que más polariza a la sociedad española actual son las políticas para la igualdad de género, seguido de la política territorial y el aborto libre. Por el contrario, el tema que menos divide a los españoles es la integración europea, seguido por la integración de los inmigrantes y la política de defensa. Las cuestiones relacionadas con el cambio climático, el precio de la vivienda, las libertades civiles y la adopción por parte de parejas homosexuales ocupan un nivel intermedio en las opiniones de la población encuestada.

El análisis cambia algo si volvemos a fijarnos en la diferencia entre la media de las opiniones de los votantes de los partidos que se sitúan en los extremos ideológicos, pero la imagen general de España como un país ideológicamente polarizado se mantiene. Eso es lo que se observa en la figura 3, que representa la opinión media de la población (en negro) y la opinión media de los votantes de los cuatro grandes grupos políticos nacionales en la actualidad: Partido Popular (azul), PSOE (rojo), Vox (verde) y Sumar (magenta). Las medias se presentan para cada uno de los diez temas potencialmente polarizantes presentados en la tabla 1. En siete de los diez temas vemos un patrón claro de polarización en torno al eje izquierda-derecha en cada uno de los temas, en tanto que las opiniones medias de los votantes de PSOE y Sumar se sitúan a un lado de la media y las de Partido Popular y Vox se sitúan al otro de esta puntuación media. En temas como las políticas de igualdad de género, la inmigración o la adopción por parejas homosexuales o el aborto libre este patrón es bastante evidente.

Hay tres temas donde este alineamiento entre opinión sobre el tema concreto y el posicionamiento en el eje ideológico no coincide completamente. En política territorial, los votantes del PSOE se sitúan más cerca de los de PP y Vox y alejados de los de Sumar. El tema del referéndum, por el que preguntamos, divide territorialmente a los votantes del PSOE y por eso su alineamiento en el bloque de la izquierda es menos nítido en este caso. El segundo tema donde no existe un solapamiento entre posición ideológica y apoyo a la política concreta es la integración europea. En este caso, los votantes de Vox son los únicos que se muestran claramente antieuropeístas y los de los dos partidos del centro político, Partido Popular y PSOE, coinciden en sus posiciones. Finalmente, con respecto a la posibilidad de restringir las libertades civiles en situaciones de emergencia, los votantes de los dos grupos más nuevos (Vox y Sumar) están menos de acuerdo que los votantes de los partidos tradicionales. En definitiva, en España hoy día hay un alineamiento general entre la posición ideológica de los partidos y la opinión que muestran sus votantes sobre temas concretos, aunque también hay algunos ejemplos que se escapan a esta lógica.

Figura 3
Acuerdo medio de los votantes de cuatro grupos políticos

Fuente: elaboración propia a partir de la encuesta NORPOL.

Los datos mostrados en la figura 3 se refieren al conjunto de la población. Por su parte, los de la figura 4 se centran en las opiniones de los jóvenes, en concreto de los menores de 35 años. Recientemente se han multiplicado los análisis que muestran patrones de fragmentación ideológica específicos en los grupos de edad más jóvenes. Por ejemplo, se pone de manifiesto que los hombres jóvenes estarían virando hacia posturas más conservadoras que los jóvenes de generaciones anteriores (Lorente y Sánchez Vitores, 2022). La cuestión que nos ocupa aquí es si los jóvenes actuales replican los niveles de polarización afectiva del conjunto de la población.

Según los datos de la encuesta NORPOL reflejados en la figura 4, los patrones de segmentación ideológica de los jóvenes son bastante similares a los del conjunto de la población. En seis de las diez variables las posturas de los votantes del Partido Popular y Vox se sitúan claramente a un lado de la media de la población y las de los votantes de PSOE y Sumar en el lado contrario. En todo caso, la principal diferencia es que, en variables como las políticas de igualdad de género, la integración de los inmigrantes, las posturas de los votantes de los dos partidos de izquierdas, por una parte, y la de los partidos de derechas, por otra, son indistinguibles. Esto mostraría que a una edad temprana la identificación con las identidades de izquierda o de derecha son más fuertes que la identificación partidista. Según estos datos sobre el posicionamiento de los jóvenes, la división estable en bloques ideológicos de izquierda y derecha parece que ha llegado para quedarse. Los partidos que en cada momento se sitúen en cada bloque pueden cambiar, pero no así la división en dos bloques con posicionamientos políticos bien definidos.

Figura 4
Acuerdo medio de los votantes jóvenes de cuatro grupos políticos

Fuente: elaboración propia a partir de la encuesta NORPOL.

En el plano ideológico, los jóvenes son más importantes para las dos opciones políticas más extremas del espacio político: Vox y Sumar. Los jóvenes están más presentes en los extremos del espacio político y esto no es del todo sorprendente. La juventud está más polarizada ideológicamente. Sin embargo, al igual que ocurre con otras esferas de la vida, los jóvenes no parecen ser muy distintos a sus mayores. Participan algo menos en política, tienden a apoyar algo más a partidos en los extremos del espectro ideológico, pero no están más polarizados afectivamente (Miller, 2023).

Para bucear en las conexiones entre precariedad económica y polarización política tendremos que abrir algo más el foco y no centrarnos solo en los grupos de menor edad. En un trabajo académico anterior mostrábamos que lo que más influye en las preferencias políticas y sociales de los jóvenes no es su edad, sino su relación con el mercado de trabajo (Demel et al., 2019). Para los que aún están estudiando, la ideología, ser de izquierdas o de derechas, es importante, pero para los que ya se han incorporado al mercado de trabajo, la ideología política ya no es tan relevante y la clave se encuentra en cómo les va en el mercado de trabajo. Los que tienen trabajo suelen creer en el esfuerzo y el mérito, mientras que los que están desempleados lo hacen más en la igualdad. No hay nada mejor para el posicionamiento político de las personas que el choque con la realidad. Volviendo al tema de la edad, la generación Z, la nacida ya en este siglo, es la que acepta más la inmigración y es la generación militante de la diversidad. Se trata de una generación con valores postmaterialistas, como los relacionados con la diversidad sexual o la lucha contra el cambio climático. Es decir, una generación que aún no ha entrado plenamente en el mercado de trabajo no se siente tan preocupada por cuestiones materiales, como la economía o el empleo. En realidad, es probable que lo que reflejen estos datos es que las actitudes políticas, en general, y la propensión a la polarización, en particular, tengan que ver más con el momento vital que con la edad. La entrada en el mercado de trabajo, la formación de una familia o la maternidad suponen shocks vitales que marcan en buena medida la relación de las personas con la política. Aun así, según nuestros datos, no parece que las nuevas generaciones supongan una ruptura con los patrones de diferenciación ideológica de la población en su conjunto.

4. Conclusiones y discusión

España muestra hoy unos patrones de polarización ideológica similares a otros países europeos. El nivel de este tipo de polarización ha aumentado de forma continua durante este siglo y se han ido configurando dos bloques ideológicos claros que se diferencian en el posicionamiento de sus potenciales votantes en la mayoría de los temas que conforman el debate político. Si atendemos a una perspectiva longitudinal, la polarización en cuanto a temas económicos parece haber aumentado mucho más que la que se basa en temas morales. Esta última incluso podría haberse reducido en las últimas dos décadas.

A través de los datos publicados en este texto y los procedentes de otras fuentes que he citado, se ve claramente que las preferencias de política económica de las personas que votan a partidos de izquierda y de derecha se han polarizado en los últimos años y muestran hoy un perfil ideológico diferenciado muy claro. En el bloque de la izquierda ha aumentado el apoyo a unos impuestos altos que posibiliten una política redistributiva ambiciosa. En el bloque de la derecha, al contrario, ha aumentado el rechazo a los impuestos y a la intervención del Estado en la economía de forma más general. Esta polarización en torno al eje económico ha crecido de forma constante en los últimos años y no se aprecian visos de vuelta a posturas más centradas por parte de los votantes y líderes de los dos bloques. El eje económico es uno de los dos ejes que tradicionalmente se consideran a la hora de estudiar la polarización de las preferencias políticas en otros países (Baldassarri y Glodberg, 2014).

El segundo eje que se utiliza para estudiar los patrones de competición política es el eje moral, que incluye cuestiones relacionadas con el feminismo, las identidades sexuales o el aborto, entre otras. La información que tenemos acerca de cómo ha evolucionado la polarización en este eje no resulta tan clara como la que nos ofrecía el eje económico. Por una parte, los datos de la ESS nos muestran un importante aumento del consenso acerca de la tolerancia hacia la homosexualidad en España. Esta postura de tolerancia es la que muestra al menos el 80% de los votantes de todas las formaciones políticas nacionales. Sin embargo, cuestiones como la adopción por parte de parejas homosexuales o la cuestión del aborto libre siguen polarizando a los votantes de partidos a la izquierda y la derecha. Es difícil anticipar cómo evolucionará esta división en España y, al contrario que en el tema económico, los consensos y disensos sociales parecen tener un componente más cíclico en cuestiones morales. Esto implicaría que, como ha ocurrido en las últimas décadas, se alternaran períodos de convergencia en actitudes hacia cuestiones morales por parte de los distintos grupos ideológicos con períodos de confrontación sobre cuestiones concretas, como ocurrió con La Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como la ley del «solo sí es sí», aprobada en agosto de 2022 o la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI, más conocida como ley trans, aprobada en diciembre de 2022.

Si España se ha polarizado ideológicamente, de forma más constante en el eje económico y más fluctuante en el moral, la pregunta que nos queda por responder es hasta qué punto esta mayor polarización es dañina para nuestra democracia. Aquí las opiniones de los expertos son algo divergentes. Por una parte, se suele recordar el carácter beneficioso de la polarización ideológica para el buen funcionamiento de la democracia. Una mayor distinción ideológica entre los partidos y bloques políticos permite a los ciudadanos discernir y elegir de forma más nítida entre opciones políticas. El reverso de esta disyuntiva es que un alejamiento de las posturas de votantes conservadores y progresistas puede generar una situación donde los acuerdos sobre políticas públicas sean muy difíciles, generando un bloqueo en la actividad legislativa en parlamentos que, en España y otros países, están cada vez más fragmentados.

La nota positiva que se puede desprender del análisis presentado en este texto es que si las principales diferencias se establecen en el eje económico la posibilidad de llegar a acuerdos debería estar más cerca que si se exacerban las diferencias en cuestiones morales. En principio, parece razonable asumir que las discusiones sobre impuestos, redistribución, incluso gestión de la inmigración, pueden ser más fáciles de abordar que cuestiones morales relacionadas con las identidades sexuales o el aborto, donde las posturas responden más a principios e identidades. Pero esta es una cuestión empírica que, al menos en España, no ha sido abordada.

5. Referencias bibliográficas

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Bartels, L. (2023). Democracy Erodes from the Top. Princeton: Princeton University Press.

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Luis Miguel Miller Moya

Doctor en Sociología e investigador científico del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Ha sido profesor agregado de Economía en la Universidad del País Vasco, investigador de la Sociedad Max Planck y adjunto a la dirección del Centro de Ciencias Sociales Experimentales de la Universidad de Oxford. Es autor de los libros Polarizados. La política que nos divide (Ediciones Deusto) y Experimental Sociology. Outline of a Scientific Field (Cambridge University Press). Publica regularmente sobre polarización política y métodos experimentales en disciplinas como la economía, ciencia política, sociología, psicología y filosofía.